Alcachofas y rosas, robustez y delicadeza, verde y rosa pálido... casi poesía.
Se trata de cortar la parte superior de las alcachofas y clavar en ellas las rosas, en distintos momentos de floración y colocarlo sobre un cesto con una base - nido de fibra de coco. Unas nueces ayudan a darle un aire otoñal.
Mangos y verónicas, óvalos y lineas rectas... contraste y belleza.
Hacemos un orificio en cada mango que nos permita introducir una probeta de floristeria con agua. En cada probeta colocamos varias verónicas.¿es o no es especial? Y no olvidaremos las bellotas para conseguir darle melancolía .
Otro cesto maravilloso con dos variedades de lechuga: cogollo y hojas de roble y cinias rosa fucsia.
Tendremos los colores y las texturas del campo en los días de Octubre, dentro de casa.
Las lechugas de hoja de roble pueden dejarse abiertas o anudarlas con un lacete de cuerda.
En un jarrón ancho de cristal podemos organizar una gran composición. más alcachofas, otro mango, rabanitos , nabos, lechuga de hoja de roble rizada y calas de color.
Su originalidad radica en rellenar el jarrón y que sólo sobresalga una cala y las hojas de lechuga y nabos.
El rincón de la cocina ¡parecerá diferente!
Podemos buscar otras gamas cromáticas... con naranjas, mandarinas, calabacillas, hojas de lombarda y brezo... o en amarillos con plátanos, limones, mangos, crisantemos ...
Recupero, de una entrada anterior, la foto de calabazas con carthamus y ammi majus, por su aire silvestre, otoñal, evocador.
Y finalmente, clasicismo y otoño con uvas y fresias en una copa neoclásica.
Estamos en los últimos días en que podremos disfrutar del aperitivo en la terraza ¡adornada queda!
Y como siempre valorando lo cotidiano y buscando pequeños-grandes placeres.